Déjame adivinar. ¿A qué te gustan las películas? ¿Las series? ¿Los videojuegos? ¿Quizá también los cómics? No hay que ser Sherlock Holmes para darse cuenta de que aquí se repite un patrón. Todos cuentan historias. Tenemos buenas noticias. Tú también puedes recurrir a esta técnica para vender más si aprendes cómo hacer un buen storytelling.


¿Qué es el storytelling?
Lo cierto es que “storytelling” es ni más ni menos que contar historias. ¿Significa eso que los trovadores del medievo hacían storytelling? Pues… Sí. Llámalo con el nombre más cool que se te ocurra, pero lo cierto es que en esta vida nada es nuevo. O al menos muy poco. La diferencia está en cómo haces lo que haces.
Es cierto que con el paso del tiempo, las técnicas para contar historias se han ido afinando, dando como resultado el típico esquema inicio-nudo-desenlace o detonante-desarrollo-clímax. ¡Pero ojo! Que sea típico no quiere decir que a día de hoy no siga siendo sumamente utilizado. Es innegable que funciona de perlas.
La clave está en la estructura
Del mismo modo que para algunos el secreto está en la masa, para nosotros está en la estructura. Si quieres saber cómo hacer un buen storytelling, unas nociones básicas de guion nunca están de más.
El clásico “Viaje del héroe” de Joseph Campbell, modificado posteriormente por Christopher Vogler, con sus 12 pasos o etapas, siempre es de ayuda. Pero si quieres algo más fresco, también puedes echar mano del fantástico “Salva al gato” de Blake Snyder.
En cualquier caso, vamos a ver lo básico de lo básico que sí o sí tienes que incluir si quieres aprender cómo hacer un buen storytelling.
Algo ha pasado: El inicio
Cuando quieres contar una historia, por muy sintetizada que esté, vas a necesitar incluir las tres etapas del esquema inicio-nudo-desenlace, aunque sea un anuncio de 3 minutos. Si tiene un buen storytelling, tiene estos tres pasos.
¿Por qué? Pues tan sencillo cómo que es la manera más efectiva de apelar a los sentimientos del espectador que, aplicando bien esta técnica, puede ser un potencial comprador.
Necesitamos que quien ve, escucha o lee tu historia se sienta identificado con ella. Es aquí cuando aparece el drama. Sin drama no hay historia. Sin conflicto no hay storytelling que valga.
El arranque de nuestra historia no se salva de esto. De hecho, debe arrancar porque hay drama. Busca un detonante. Al prota de tu historia le tiene que pasar algo que le descoloque, que haga retumbar los cimientos de su mundo. Así empieza todo. Algo ha pasado.
Eso sí, tranquilidad. Puede ser un acontecimiento directamente proporcional con la historia que quieres contar. El detonante puede ser desde la caída de un meteorito, hasta la caída del helado al suelo que se estaba comiendo el fulano protagónico. El caso es que pase algo que inicie el movimiento de aquel que tiene el foco.
Las cosas se complican: El nudo
Vale, la gracia para saber cómo hacer un buen storytelling cuando llegue el nudo es que todo se complique.
¿Te acuerdas de la trágica caída de la bola de helado? Pues cuando el prota vaya a solucionar esto, le tienes que poner las cosas difíciles. Más drama. ¿Vuelve a la tienda y lo poco que quedaba se lo ha llevado una niñita? ¿Sale corriendo detrás y se lo intenta quitar?
Lo suyo es que pase lo que pase, las cosas salgan mal. Bueno, que al menos ocurran de forma inesperada. Tienes que buscar la sorpresa en el espectador.
También depende de la duración de la historia que estés contando. Si es un relato más largo, aquí te puedes permitir diferentes altibajos. Si, por el contrario, es algo conciso tipo spot, mejor cíñete a lo anterior y no te alargues demasiado. Cuanto más sintetizada esté la historia, más precisión necesitas.
Para tener éxito al hacer un buen storytelling, debes ir siempre con las ideas claras, así serás capaz de contarlas con eficacia, transmitiendo tu mensaje por muy limitado que sea el espacio.
Todo ha sucedido por este momento: El desenlace
Aquí llega el culmen. Todo el camino recorrido merece la pena por este instante. Es la solución a todos los problemas que han ocurrido hasta ahora. ¿Lo ideal? Que el prota de tu historia sea quien haga algo aquí.
¿Qué quiere decir esto? Bien sea para saber como hacer un storytelling, un guion o cualquier otro tipo de relato, lo mejor es que llegado el momento del clímax, el protagonista asuma un rol activo. Vamos, que no se encuentre la resolución caída del cielo. Si se la encuentra… Procura que al menos tenga cierto sentido.
En este punto, el tipo del helado perdido debería hallar una solución. ¿Quizá sea tu propia heladería? ¿O tu máquina de hacer helados caseros? Sinceramente, estas hipótesis no van para Oscar, pero lo pillas, ¿verdad? Si quieres emplear el storytelling para vender, el momento idóneo para que tu producto o servicio brille es sin duda este.
Si le muestras al público cómo el protagonista soluciona sus problemas gracias a aquello que quieres vender, van a capar rápido todo lo positivo y beneficioso que tiene. ¡Esto es un soluciona problemas! Algo así va a ser lo que de manera más o menos consciente pase por su cabeza.
Empezando la casa por el tejado
Esperamos que tengas clara la estructura lineal inicio-nudo-desenlace, porque ahora vamos a darle la vuelta.
Te has fijado en la gran importancia que tiene el desenlace o clímax, ¿verdad? Este momento es por el que toda historia debería ser contada, escrita, filmada…
Pues aquí va un truco que seguramente te sirva de ayuda. Empieza pensando en este instante. Empieza la casa por el tejado.
Una vez que tengas totalmente claro cómo se va a resolver la situación, idear malévolamente situaciones que compliquen la llegada hasta ella te va a resultar tremendamente más sencillo.
No importa qué vayas a contar o qué quieras vender, importa la manera de la que cuentes la historia y conectes con el receptor de la misma.
Aplicando sabiamente todos estos conocimientos, seguro que estás mucho más cerca de saber cómo hacer un storytelling de calidad.
No vayas a por el Oscar, ve a tocarle la patata a tu comprador.